Jueves 26 de
diciembre
Dejamos Madrid
alrededor de las 10h poniendo rumbo
Sur, a Andalucía, en concreto hacia
Málaga y Granada. Para hoy nuestro destino previsto estaba en la
Laguna de Fuente de Piedra (37º 07’ 57.44”N; 4º 44’ 33.51”O) a donde llegamos alrededor de las 17 horas
aunque no dedicamos nada de tiempo a descansar después de comer. En diciembre
los días son cortos y a las 18 h nos podemos olvidar de la luz, así que era
preferible aprovechar las horas que los
cortos días nos brindan para conducir relajadamente. Ya descansaríamos cuando
la noche nos acogiera.
Tras dejar la
autocaravana en un amplio aparcamiento nos dirigimos al centro de visitantes y
allí preguntamos por alguna senda breve. Nos indicaron una que salía por la
derecha del centro y que enseguida nos dejó en su parte trasera de éste, en un
mirador desde el que se abarcaba gran parte de la laguna.
La laguna de Fuente de Piedra sorprende por su extensión y la vista se pierde en el horizonte.
Cientos de flamencos la salpican aquí y allá como pequeños puntos rosados que
destacan sobre el monótono horizonte. A
nuestra derecha hay un gran grupo de puntos oscuros que parecen gaviotas y que de
vez en cuando levantan el vuelo organizando una gran algarabía.
Después tomamos
un camino que partía a la izquierda y que llevaba a unos pequeños observatorios sobre dos pequeñas
lagunas independientes. En la primera de ellas pudimos ver zampullines y una
focha o polla de agua, no conseguimos distinguirla bien. Los conejos saltaban y
corrían por todos los sitios.
En la segunda
de las lagunillas, más grande que la primera, pudimos observar una mayor variedad de aves: patos cucharas,
fochas, zampullines, porrón común, ánade real, gaviota argéntea en grandes
grupos, y más conejos. Estuvimos disfrutando de la vida que había en ella y de
los rayos de luz que de vez en cuando se colaban por entre las nubes, iluminándolo
todo. A esta hora, y en esta época del año la luz tiene un color especial que
parece inyectar vida y alegría a la oscuridad y tristeza del invierno.
Dejamos las lagunas y volvimos a la mayor. La luz ahora era más hermosa. Los rayos del sol se filtraban entre las nubes grises y se dejaban caer sobre el agua pintándola de color plata y deslumbrándonos.
Tenía las coordenadas de dos posibles lugares para
pasar la noche, las del Dolmen de Menga, que al llegar encontramos cerrado, y
las de un aparcamiento a la entrada de la localidad, donde decidimos quedarnos
ya que estaba bien situado, iluminado y era plano (37º 01’00.50”N; 4º 33’18.49”O).
Noche casi cerrada pero tan solo las 19 horas así que decidimos dar un paseo por esta localidad cuyo patrimonio cultural es considerable ya que en un plano venían señalados unos 50 lugares de interés. Pero tengo que decir que fui incapaz de encontrar información que me marcara alguna ruta por la ciudad o que destacara algunos monumentos, así que con un plano pequeño sacado de internet, comenzamos a ascender por sus empinadas calles para acabar junto a la iglesia de Santa María yla Alcazaba en la parte más
alta de la ciudad y desde donde se tenía unas impresionantes vistas sobre ella.
Noche casi cerrada pero tan solo las 19 horas así que decidimos dar un paseo por esta localidad cuyo patrimonio cultural es considerable ya que en un plano venían señalados unos 50 lugares de interés. Pero tengo que decir que fui incapaz de encontrar información que me marcara alguna ruta por la ciudad o que destacara algunos monumentos, así que con un plano pequeño sacado de internet, comenzamos a ascender por sus empinadas calles para acabar junto a la iglesia de Santa María y
Después
descendimos perdiéndonos por sus callejuelas sin un rumbo fijo y dejándonos
sorprender por algunos de sus deliciosos rincones como por la capilla de la Virgen del Socorro en una tranquila plazoleta, o el
interior de la Iglesia
del Carmen.
La tenue
iluminación de sus edificios sumada a las típicas de estas fechas navideñas, junto con una suave
temperatura, convirtió nuestro paseo en algo muy agradable.
Hora y media
después regresamos a la autocaravana, cenamos y a las 22,30 nos fuimos a dormir
y tengo que confesar que ni me acuerdo de la pieza de música que escuché.
Sencillamente me desmayé hasta que a las 7,30
me despertaron las campanadas de algún convento cercano llamando a misa
o a oración. Juré en hebreo, me di media vuelta y pretendí ingenuamente seguir
durmiendo, pero...15 minutos después, por si nos habíamos olvidado o no las habíamos
oído, volvieron a sonar las campanas y también lo hicieron otros 15 minutos
después. Vamos, que a partir de las 7,30
ya no duerme nadie.
Perezosos,
permanecimos en la cama hasta las 8,30 hora a la que decidimos levantarnos,
para después de desayunar, poner rumbo al complejo de los Dólmenes de Antequera.
Igualmente sobre esto tengo que decir que están muy mal indicados y que en la
página de turismo del ayuntamiento NO encontré información alguna sobre ellos,
si acaso, una breve mención, lo que me resultó absolutamente sorprendente,
sobre todo después de ver lo que allí había.
La explicación
que nos dieron parecía tan sencilla como absurda e incomprensible: el
ayuntamiento es del Partido Popular y la Junta de Andalucía, de izquierdas y los Dólmenes son
competencia de esta última por lo que NO aparecen en la página del ayuntamiento,
o al menos, yo no lo encontré. Y que ningún lector se sienta ofendido, pero como
otras tantas cosas de los políticos, ésto supera la estupidez.
El sitio donde
están localizados los dólmenes de Menga y Viera tiene dos aparcamientos.
Nosotros Dejamos la autocaravana en el primero (36º 01’ 26,92”N;4º 32’ 42.84”O) pero en la entrada
nos aconsejaron que la acercáramos si teníamos cosas de valor y es que
realmente el primero está un poco apartado, así que seguimos su consejo.
Allí, la
primera sorpresa del día: gratuidad total. De nuevo, y al igual que nos ocurrió
en Baelo Claudia, (Cádiz) no cobran ni
siquiera para el mantenimiento del
sitio.
Nos dicen que
es el Dolmen mayor de Europa y en ese momento pienso que este chico no conocía
los de Newgrange en Irlanda. Nos
sentamos a ver un video de 10 minutos que explica su construcción y que nos
resulta muy interesante: Excavan una zanja en la roca y van encajando allí los
enormes bloques que forman las paredes del túmulo y que son arrastrados sobre troncos dejándoles
caen en la zanja e izándoles a base de cuerdas, palos y fuerza. Rellenan el
interior con tierra y diversos materiales hasta cubrir las piedras. Entonces, arrastran
y ponen las que serán el techo. Ahora
les queda excavar para retirar todos los materiales y dejar su interior hueco. Impresionante.
Parece que no
está claro que el fin de el dolmen de Menga fuera el enterramiento.
Tomamos el camino
que nos indican y llegamos al primero de los dos dólmenes que están aquí, el de
Viera.
Como anécdota
contar que en nuestro camino encontramos una curiosa planta que el experto en
la materia inmediatamente identificó
como “pepinos de agua”. Ésta tiene la particularidad de que cuando se toca el
fruto (una especie de pepino) si está maduro, sale disparado esparciendo
líquido y sus semillas. Nos divertimos
un rato con la plantita en cuestión, como si fuéramos dos niños, tocando los
pepinos aquí y allá para ver como salían volando en cualquier dirección
impredecible.
Y llegamos al
primero, el de Viera, pequeño pero muy
bien conservado, para enseguida dirigirnos al cercano de Menga que nos deja absolutamente boquiabiertos.
El corredor de acceso esta formado por diez enormes losas, cinco a cada lado y
resulta ya impresionante.
Este corredor
desemboca en la cámara sepulcral propiamente dicha, formada a su vez por dos
paredes de siete monolitos cada una y uno en la cabecera. Su interior nos deja
absolutamente sorprendidos por sus dimensiones.
Es espacioso y grande. Todo ello está cubierto con cinco losas sujetas
por tres pilares de base cuadrada, destaca la última cobija de la cubierta que
está calibrada en más de 180 toneladas.
Solo en el interior se hace uno idea de las dimensiones de este lugar:
Tiene 27,50 metros
de longitud y la altura va desde los 2,70 al inicio hasta los 3,50, llegando su
anchura máxima a 6 metros .
Todo está cubierto por un túmulo de 50 metros de diámetro. El sitio es
...sobrecogedor, aunque sinceramente es dificil encontrar un calificativo para
este mágico y espectacular lugar.
Se levantó
hace 6.000 años. Está orientado hacia el noreste, algo totalmente anómalo en su
contexto cultural aunque la razón de esta anomalía se encuentra en el
alineamiento con La Peña ,
una montaña que recuerda por su forma a un rostro humano.
Otras
anomalías encontradas en este dolmen sugieren que su uso no fue funerario si
no que se trataba de una estructura
destinada a la relación con la divinidad, es decir, sería un templo.
Peña de los enamorados |
No cabe duda
de que en su parte exterior Newgrange es posiblemente mayor y el montaje que
tienen es espectacular, además de contar con un bonito y cuidado entorno, todo
verde y alrededor hay otros túmulos menores. Una red de autocares trasladan a
los turistas de un complejo a otro donde esperan guías, pero el interior …se
acerca algo al de Menga de Antequera, pero tiene poco que ver. Una vez vistos y
comparados ambos puedo afirmar que este merece en sí una visita UNICA y
especial, que me pareció una auténtica joya. Solo por ver este dolmen la visita a Antequera
estaría justificada.
Así que no pude
por menos que volver al centro de visitantes
para manifestarles mi más absoluta sorpresa por el lugar, que me parecía
una auténtica joya. No comprendía como
no estaba lleno de gente, el aparcamiento a rebosar y autocares descargando
turistas. Y sólo estábamos cuatro
personas, dos de ellas extranjeras.
Desde aquí nos
dieron indicaciones para llegar al Dolmen de El Romeral (37º 02’ .0.26”N/4º 32’ .0.93”O, aunque no aconsejan
llegar por coordenadas). Nos dijeron que era completamente diferente a estos
otros y muy parecido al tesoro de Atreo en Grecia.
Los accesos a
este dolmen son...voy a definirlos como se merecen: vergonzosos para ser la
joya que es. Camino malo, sucio, rodeado de naves industriales, el aparcamiento de tierra y una garita enana donde hay una
persona que lo vigila, ningún triste banco y tapando la vista de la peña de los
enamorados....un centro de exposiciones y ferias, horrible, construido por otro
consistorio, socialista, y no inaugurado por el actual, del Partido Popular.
Ah! Y para rematar todo este…no sé como calificarlo…, junto a este dolmen pasa
el AVE, aunque “han hecho estudios que demuestran que no le afecta”. Eso sí, no
se permite subir a los visitantes, vamos, que puede no soportar el peso de
personas pero si las vibraciones del paso del AVE
a escasos 300 metros ,
si llega.
Accedemos a
este túmulo y de nuevo la sorpresa. Éste es de mampostería y después del
pasillo construido con enormes losas se
abre una cavidad redonda terminada en una cúpula también de mampostería. Y
efectivamente, es muy similar al tesoro de Atreo, solo que éste es mucho más
pequeño, pero toda una belleza.
Me sorprende
tanta ignorancia e insensatez. Cuando
contemplo algo así no puedo evitar reflexionar, enojarme con nuestra “clase
dirigente” y perder horas de vida con estos cabreos. La persona de la entrada nos
dice que quieren que sea declarado Patrimonio de la Humanidad. Y ojalá sea así porque bien se lo merece, pero con
estos accesos y alrededores tan descuidados y sucios deberán trabajar mucho.
De aquí
pusimos rumbo al Torcal no sin antes parar en un Aldi a comprar pan y...me
enamore de una orquídea que estaban liquidando, así que con la plantita de casi
medio metro de alto a la autocaravana.
La subida al Torcal fue
un poco penosa, ya que había niebla “meona”, el firme estaba húmedo y las
ruedas no en buen estado, con lo cual, si no tomábamos la curva despacito,
patinaban las ruedas delanteras. Yo subí
con miedo.
Paramos en “el
tornillo” (36º 57’
19.65”N/4º32’ 28.55”O) dejando la autocaravana en un pequeño ensanchamiento de
la carretera a nuestra izquierda donde solo cabíamos nosotros, y a escasos 50 metros aparece esta
curiosa formación de una roca cuya forma se asemeja a un tornillo.
No cabe duda
de que el lugar es especial: Es un paisaje kárstico de una gran belleza, casi
extraña, como salida de otro planeta, que junto con la niebla, nos sumerge en
un paisaje casi mágico. Las formas redondeadas y grises de las rocas,
retorcidas, mordidas, sobresalen entre la escasa vegetación y se desdibujan con
la niebla...muy bonito aunque sin niebla debe ser espectacular, aunque no con
este encanto. Si la niebla le daba un cierto toque mágico, también nos resto
mucha visibilidad de todo el conjunto.
Llegamos al
centro de visitantes desde donde partían rutas a pie, pero la niebla y el frío no invitaban a hacer
ninguna. Nos acercamos al mirador de la
ventana, pero de nuevo la niebla impidió cualquier vista así que regresamos para
descender poniendo rumbo al desfiladero de los Gaitanes. Mientras bajábamos la
niebla abrió a ratos para cerrarse de nuevo pero permitiéndonos tener algunas
vistas parciales del entorno y hacer
alguna que otra fotografía.
Una hora después de transitar por carreteras más bien estrechas y retorcidas, aunque suficientes, llegamos a El Chorro, (36º
Llegamos al
desfiladero y contemplamos el puente colgado y sostenido por dos moles a cada
lado, así como lo que queda de lo que el día fue el Caminito del Rey y que llevan intentando restaurar años y
años y que parece que no consiguen, no sabemos si por falta de dinero o por
problemas técnicos. La multa por transitar por este camino es de 6.000 euros ya
que han muerto personas tratando de hacerlo. Algunos descerebrados después de
hacerlo y jugarse la vida, cuelgan el video en internet...en fin. Hay gente
para todo, aunque oímos rumores de que actualmente lo habían dinamitado para
cortar cualquier acceso ya que no solo corren peligro las vidas de quienes lo
intentan, sino de sus posibles rescatadores si tuvieran problemas.
Comimos en la
cuneta de la carretera, poco o nada transitada, y después de descansar pusimos
rumbo a Málaga, a Rincón de la
Victoria , en concreto la playa de Chilches, donde a través
del Google Earth había localizado sitios para dormir.
Pero antes seguimos
disfrutando de un sorprendente paisaje kárstico de una extraña y especial
belleza, un paisaje árido mezclado salpicado de vegetación. Paramos en una
señal que indicaba un lugar de “interés geológico y descubrimos una curiosa
formación denominada “tafonis” que son orificios en la
roca formados por haber desaparecido el material mas blando por la fuerza de la
erosión y resultando una curiosa forma de tazón.
Un viajero
francés nos hace desistir de nuestra intención inicial de ir a Bobastro, a unas ruinas además de otro punto
de interés geológico ya que nos dice que la carretera es muy estrecha, así que decidimos
no complicamos más la vida poniendo rumbo directo a la playa a donde llegamos
alrededor de las 17,40 h. comenzando nuestra particular “peregrinación” en
busca de un lugar donde poder dormir.
Todo el Rincón de la Victoria y proximidades
está con prohibiciones de estacionamiento para autocaravanas, e incluso de aparcamiento entre las 21 y las 9 horas. Ya
empezamos. En un sitio a lo largo de la carretera paro y más cabreada que una
mona pregunto a un pescador que nos habla del lugar donde estamos ahora en Rincón
de la Victoria ,
donde nos agrupamos cerca de 60 autocaravanas, la mayoría de ellas en primera
línea de playa. Nosotros ya no teníamos sitio y nos tenemos que conformar con
la “segunda línea”. Tiene servicios abiertos y gratuitos por lo que tienen
asegurado el abastecimiento y la descarga
de aguas. (36º 42.772’N/4º 16.224’O).
Y están
encantados. Excepto nosotros y dos autocaravanas más, son todos suecos y
alemanes principalmente, mezclados con alguna que otra nacionalidad.
A las 20,30h
estamos en manga corta dentro de la autocaravana. La temperatura exterior es de
unos 17ºC
, fresca pero buena. La playa es estupenda, de arena negra pero fina. ¿Qué más
pueden pedir y gratis?. Está claro que
este estacionamiento es consentido y el lugar perfecto. Si pusieran una pequeña
tasa de 3 o 4 eurillos, no más para no
disuadir, el ayuntamiento sacaría cerca de 6000 euros al mes!!! y estoy segura
que muchos los pagarían....
Luego supe del
debate abierto sobre este lugar ya que al parecer se quejaron los vecinos y
negocios de la zona de que limitan las vistas y se estacionan durante mucho
tiempo. Más de lo mismo: pasamos de una permisibilidad absoluta y generosa a la
prohibición, sin punto intermedio.
Cenamos pronto
y después nos fuimos a dar un paseo por la playa. 24º C. Parecía mentira. La
iluminación del paseo marítimo permitía pasear por la arena, cerca de las olas.
A las 22,30h nos fuimos a dormir hasta las 6,30 en que me desperté para retomar
el sueño nuevamente hasta que la alarma del móvil a las 8,20 lo interrumpió.
Quería ver el amanecer sobre el mar. Todavía recordaba el del año pasado en el
playazo de Rodalquilar, más que espectacular, el más hermoso de mi vida, pero...estaba
nublado así que mi gozo en un pozo. Me metí otra vez en la cama hasta las 8,45h
en que desayunamos y dimos un largo paseo por la playa con una lluvia débil e intermitente.
Rumbo a Nerja haciendo
una breve parada en un hipermercado para comprar pan y alguna cosilla más que
nos faltaba para la cena de la Nochevieja. Y
costeando llegamos a esta bonita localidad. Una señal nos condujo a un amplio
aparcamiento cerca del centro y en pocos minutos nos encontramos en el
denominado “balcón de Europa”.
Nos asomamos a este peculiar rincón lleno de vida a estas horas y disfrutando de una temperatura envidiable. Se veía mucho, mucho extranjero. Las vistas desde este punto de la ciudad son hermosas, pero para que textualmente sean denominadas como “el balcón de Europa”…pues no.
Nos detuvimos
después en un puesto de helados artesanos y piqué. Bueno, más que picar, “pequé”
porque pedí uno con “dos pisos”, un cucurucho con una bola de nata con piñones
que estaba de muerte y otra de chocolate negro, también delicioso, pero debería
de haber prescindido de este “2º piso” y no me habría sentido tan culpable. Sin
practicar ejercicio fisico como hago habitualmente y comiendo como lo hacía me
iba a poner como un botijo.
En fin, ahora después
de cometido el pecado de nada valía lamentarse.
Nerja tenía
una gasolinera identificada como area de servicio con punto para carga/descarga
de agua y que intentamos localizar poniendo las coordenadas en el navegador. Siguiéndolas,
dejamos una gasolinera Galp a nuestra izquierda pero obedecimos al GPS que nos
marcó un extraño camino de ida de 10
km y otros 6
km de vuelta por
la autovía para…llevarnos a esta misma gasolinera!!!. 16 km gratuitos. Cosas que
pasan…
Si se reposta,
la carga y descarga de agua es gratuita. Y así lo hicimos como forma de
agradecer este servicio. En un lateral de la gasolinera tienen una gran rejilla
para desaguar, una sencilla manguera y una tubería para las negras. Estupendo y
la gente que la atiende es servicial y encantadora. Además tienen un buen
lavadero para autocaravanas pudiendo acceder al techo de nuestros vehículos a
través de unas escaleras y un puente. Compramos también líquido para el WC. Nos dijeron que el dueño era miembro de
ASANDAC.
El pueblo
blanco aparece colgado de la ladera de la montaña, suspendido de ella. Pasear
por sus calles es adentrarse en un túnel del tiempo, caminando entre encaladas
paredes blancas en el que esta monotonía
monocromática es únicamente rota por el
colorido de las flores y plantas que cuelgan de sus ventanas y adornan puertas
y calles o por sus ventanas o marcos pintados de azul fuerte. El
silencio y la paz solo se ve alterado por los turistas que embelesados y
hechizados paseamos subiendo y bajando por sus empinadas callejuelas. Una
visita deliciosa, a un lugar mágico.
Y picamos y
cargamos con cerámicas diversas y un antojo: una flor que cuando la da el sol baila
de una forma divertida (lleva una pequeña placa solar). Cuando se la vi a mi
amigo Jesús me encapriche con ella. Es una horterada pero muy graciosa.
A quince minutos de las 15 horas comimos en el mismo aparcamiento del municipio para después de descansar otros 15 minutos (parece una cifra mágica), bajar hacia el acueducto de Águila, construido para suministrar agua a una azucarera cercana y que encontramos en la misma carretera, en las coordenadas que tenía anotadas del Google Earth: 36º45’ 25.17”N/3º
Continuamos
hacia los acantilados de Maro-Cerrogordo. Desde algunos miradores se
disfrutaba de unas espectaculares
vistas. En uno de ellos pregunté al conductor de una autocaravana por la posibilidad
para dormir en algún lugar en la
dirección hacia donde íbamos, en concreto en Cala de Cantarriján
(36º 44’
18.51”N/ 3º 46’
36.95”O) y nos comentó que había pasado la noche allí completamente solo
excepto por un vigilante que tienen contratado para cuidar de los chiringuitos.
Nos pareció una buena posibilidad aunque valoramos también la información que
nos facilitó un ciclista de un lugar en Almuñecar en la parte baja junto a la
playa.
Pero pusimos
rumbo a esta cala que aparece indicada en la misma carretera. La bajada, si
bien está muy bien hecha en cuanto al firme, tiene muchas curvas y un buen desnivel por lo que
para las autocaravanas grandes los giros pueden ser muy complicados y en
función de su longitud, incluso imposibles.
El paisaje arbolado y con bastante vegetación
que comienza a acompañarnos en nuestro retorcido descenso es muy prometedor
tanto que en un punto determinado vemos una pareja de cabras hispánicas. Nos
paramos a contemplarlas dejándonos incluso que nos acercáramos un poco más. Al
rato, a esta pareja se unió lo que parecía el resto del grupo, unas cinco que
cruzaron delante de nosotros dejándose fotografiar. Era la tercera vez que veía
estos animales en toda mi vida y ya peino canas.
Al final
encontramos un aparcamiento algo inclinado pero que no impedía estacionarnos
con cierta comodidad, y una bonita cala de piedras.
Y aquí estamos
ahora, a las 20 horas, después de haber disfrutado de una hermosa y solitaria
puesta de sol en primera línea, sentados en nuestras sillas y con unas patatas
fritas y una cerveza. Función exclusiva. Solo nosotros y el vigilante. El único
inconveniente es que la playa es pequeña y apenas se puede pasear por ella.
Además por su tamaño y orientación me temo que mañana no voy a disfrutar del
amanecer...
Junto a esta
primera cala en la que hay dos chiringuitos, aparece una segunda a la que hay
que acceder calculando bien el ritmo del romper de las olas si no quiere uno
mojarse los pies. Y allí encontramos un joven que se bañaba desnudo sin parecer
importarle la, supongo, gélida temperatura del agua ya que parecía disfrutar de
su baño.
La noche
empieza a envolvernos más en su oscuridad y viene acompañada de frío, un frío
que nos obliga a meternos en nuestra autocaravana, pero no sin antes recibir las bendiciones que el
vigilante de los chiringuitos, un joven de color que parece cubano, me da, lo
que no deja de causarme cierta sorpresa y también, y por qué no decirlo, cierta
perplejidad sobre todo por venir de una persona tan joven. Aprovecho a escribir
y mientras lo hago pienso que este lugar
puede ser perfecto para poder contemplar un cielo estrellado, sin luces
artificiales y sin la luz de la luna, así que me propongo salir a verlo.
Cuando la
noche se cerró del todo, abrí la puerta dispuesta a salir pero la oscuridad de
la noche era tal que me sobrecogió. Negra como no la recordaba, tanto que me
asustó quedándome paralizada durante unos segundos. Luego decidida, puse pie en tierra, encendí
la linterna y al bajar el simple roce de lo que resultó ser una planta me
asustó, pero cuando mire al cielo...todas mis reservas desaparecieron.
Mis ojos
contemplaban extasiada un cielo como desde que era niña no había vuelto a ver.
Y de eso habían pasado ya más de 40 años. Parecía uno de esos cielos que pintábamos
cuando éramos niños: negros y lleno, mejor, cuajado de puntos blancos que eran estrellas
y que tiritaban, bueno, creo que la palabra correcta es “titilar”. ¡Qué bonita
es esta palabra! Pero pese a su hermosura no llega a describir del todo la
belleza que mis ojos contemplaban. Y tampoco se puede fotografiar para hacer
partícipe de ella a los que me rodean o lean...Fotografiar con mi cámara,
porque se ha quedado grabada en mi retina y en mi cerebro.
Hacia frío, la
oscuridad y el silencio me rodeaba, pero
todo, absolutamente todo desapareció cuando eleve mis ojos para contemplar este
cielo, esta bóveda absolutamente maravillosa que parecía que si alargaba mis
manos podría rozar con mis dedos. Y el silencio. Solo se oía el cercano ruido del
romper de las olas en su monótono vaivén. Me quedé unos minutos extasiada
disfrutando de este espectáculo tan sencillo, tan hermoso y tan difícil de
contemplar.
Me volví a
meter en la autocaravana, cenamos y después, salimos los tres con unas
linternas hacia la playa, a contemplar una vez más esta maravilla de la que ya no
disfrutamos por la contaminación lumínica
que hay incluso en pequeños pueblos,
como el de mi madre, lugar donde he disfrutado de los cielos más bellos, la vía
láctea, las estrellas, …pero de eso hace ya mucho tiempo.
Regresamos y a
las 22 horas estábamos ya en la cama y muy poco después durmiendo.
Hasta las 5 en
que me desperté. No había oscurecido la claraboya con la idea de mirar las
estrellas si me despertaba, así que, tuve otro regalo de esta noche tan especial
y pude contemplar una vez más un trozo enmarcado por la claraboya de un cielo cuajado de puntitos blancos brillantes...que
me transportó una vez más a mi niñez. Esta vez agradecí el haberme despertado
en medio de la noche, cosa que ya se ha vuelto algo habitual. Luego...tardé en
dormirme. El dolor en las lumbares de una contractura que tuve hace 20 días, me
estaba fastidiando y no me encontraba bien
en ninguna posición. Creí que se me iba a pasar pronto...pero me estaba
dando más guerra de lo que esperaba.
Lo conseguí, hasta
las 8 h en la que le dije a Angel que se asomara a ver si teníamos suerte de
contemplar el amanecer, pero iba a ser que no, así que desayunamos y mientras
lo hacíamos y a eso de las 9h aparecieron cuatro coches cargados de gente. Nos extrañó
y vimos como sacaban colchonetas por lo que pensé que iban a hacer yoga o algo
similar.
Cuando después
de desayunar pasamos a la segunda cala vimos que se estaban vistiendo después
de haberse dado un buen baño en pelota picada. Preguntamos por la temperatura del agua y nos dijeron que
estaba fría, pero que si se entraba y salía rápido se podía hacer y la que lo contaba
peinaba más canas que yo.
Terminamos de
dar nuestro paseo mientras recogíamos piedras, Angel pequeñitas y yo más grandes y planas ya que
pensé que pintadas podrían ser un bonito regalo
o detalle. Mi anorak se convirtió en una improvisada bolsa que llené ya
que cada una me parecía más bonita que la anterior y no era capaz de deshacerme
de ninguna, así que me llevé todas las que cogía..
Angel dijo que
se quería bañar. Yo confieso que me sentí tentada, y varias veces, aunque fuera
por un segundo, pero pensé que tal y como estaba podría ser la puntilla para mi
espalda, así que preferí conformarme con contemplarle sentada mirando al sol desde una
cómoda silla...
Y lo hizo,¡vaya
si lo hizo!, con dos cojones, (y hay que poner la palabra letra a letra )y un
palito y además, no conforme con sumergirse una vez lo hizo dos. Ahora está
sentado a mi lado leyendo y parece que le ha sentado divinamente.
Terminamos nuestro segundo paseo y alrededor de las 11,30 comenzamos a prepararnos para partir, no sin antes haber sido informada por el vigilante de que dios me amaba. No sabría decir si había sido el joven el que se había adaptado a este solitario lugar en invierno, o ya era así, con lo cual, había encontrado el sitio casi perfecto para sus meditaciones.
Qué sitio mas
delicioso, único diría yo, solo tiene un par de “peros”: el primero, que la
pendiente es pronunciada y con curvas cerradas lo que obliga a tener que
utilizar todo el ancho de la pista en las curvas, y si viene un vehículo en
sentido contrario podríamos tener problemas. El segundo, que las calas son
pequeñas y Angel le gusta andar y andar por la playa. Aquí ha estado más limitado,
pero desde luego el lugar es una pasada.
Ya habían
llegado más coches…y una decena de motos de moto-cros con lo que parecía su
profesor que en una explanada les daba instrucciones. Aunque Angel dijo que tenía que haber cabida
para todos, a mí me molestaban especialmente aunque no hacían demasiado ruido.
Además considero que no era el lugar más adecuado para la práctica de este tipo
de deporte, en un espacio natural con cabras hispánicas alrededor.
Nos dispusimos
a dejar el que había sido hasta ahora un idílico lugar e iniciamos la subida,
corta, pero intensa encontrándonos tan solo con un par de turismos que nos
vieron venir y se apartaron. Como siempre estas cosas es más el pensarlo que el
hacerlo.
Pusimos rumbo
a Almuñecar
a donde llegamos enseguida. Tuvimos suerte y aparcamos casi en el paseo marítimo,
muy cerca del centro y en la playa. Visitamos la fábrica romana de salazón
donde se pueden ver las cubetas perfectamente delimitadas.
Después
ascendimos hacia el castillo que visitamos de uno en uno al tener que turnarnos
para quedarnos con nuestra compañera Tula, que tenía prohibido el acceso.
Quizás lo que
más destaca de estos lugares es su espléndido emplazamiento que permite tener
unas vistas privilegiadas que se extienden por todos los lados, pero de entre
todas, la vista de la hermosa playa de
Almuñecar, ancha, de arena negra y con pequeños grupos de palmeras era
especialmente hermosa.
Del castillo
descendimos a esta playa y estuvimos paseando para tumbarnos después panza
arriba acariciados por un precioso sol que nos regalaba su luz y su calor en
pleno mes de diciembre. Así permanecimos los tres, juntos, en contacto directo y
en silencio un buen rato.
Alrededor de
las 14 horas dejamos Almuñecar para continuar hacia Salobreña y en busca de alguna playa
tranquila donde comer. Tenía algunas localizaciones con coordenadas. La entrada
a la primera era impracticable, en cuanto a estrecha, pero a la segunda,
tuvimos suerte y aquí nos encontramos ahora, en una explanada
herbosa a escasos 200 metros
de la playa de la caleta en Salobreña en un asentamiento donde podemos estar
cerca de 50 autocaravanas algunas con unos montajes absolutamente
espectaculares.
Después de
comer y descansar brevemente nos acercamos a la playa a pasear. De piedras y arena,
se andaba mal, así que nos dimos la
vuelta a la mitad para acercarnos después al casco viejo de Salobreña.
Salobreña |
Recogimos las
cosas y nos dirigimos con la autocaravana al casco de Salobreña ya que la
distancia nos parecía algo considerable.
Pero cuando llegamos y vimos el tamaño de la calle, que se estrechó
peligrosamente, empezamos a preocuparnos así que cuando pudimos la dejamos a las afueras y comenzamos la
penosa ascensión hasta el castillo.
Y ahora,
cuando escribo este relato, unos días después de regresar de Bilbao, recuerdo la
subida al castillo así como las fuertes pendientes que tienen la mayoría, sino
todos, los pueblos andaluces, y la comparo con las de muchos pueblos vascos
donde nos sorprendieron subidas mecánicas a modo de rampas que salvaban el
desnivel del terreno. En concreto me llamaron la atención las de Portugalete. Es
curioso como dentro de nuestro país existen unas diferencias tan marcadas entre
el Norte y el Sur y las distancias no llegan a los 1000 km .
Salobreña, si
bien es un pueblo cuidado, no tiene el sabor que tiene Frigiliana. Llegamos al
castillo y dedicamos una media hora a pasear por un lugar cargado de historia y con unas espectaculares vistas que llegan
hasta sierra nevada y que se extienden por la costa y por el mar hasta donde
alcanza la vista.
Del castillo
nos perdimos un poco por sus callejuelas hasta la iglesia para ver la calle de
la bóveda, muy curiosa y de aquí localizamos un fantástico balcón desde el que
admirar una hermosa puesta de sol. Y allí volvimos unos 10 minutos antes de que comenzara el espectáculo y esperamos
pacientemente. Una familia francesa decidió hacer lo mismo que nosotros.
Ninguna me
parece igual y todas me gustan aunque si tengo que elegir entre ocasos o
amaneceres, prefiero estos últimos aunque creo que como el de el Playazo de
Rodalquilar, voy a tardar mucho tiempo en contemplar alguno de belleza similar.
De aquí a regresamos ya a la autocaravana a donde habíamos dejado a nuestra amiga peluda
y para finalizar, a la explanada de las autocaravanas ya que, aunque yo tenía
algún que otro sitio más anotado, Angel no quiso probar.
Hoy solo hemos
hecho 40 o 50 km
y yo creía que nos iba a sobrar tiempo, pero no ha sido así. Ahora descansamos
después de llamar la atención a unos franceses de una enorme autocaravana que
han decidido deleitarnos con el ruido de su generador. Aunque no se oye m
ucho, me molesta especialmente que fuera de su país no sean tan cuidadosos como en el suyo y de alguna manera deseo dejar constancia de que aquí deben portarse igual que allí, porque ellos y nosotros somos los mismos, y la educación y el respeto que yo muestro cuando viajo por sus países, lo deben mostrar ellos cuando visitan el mío. Sin hablar gota de español nos dijeron que tenían una avería eléctrica, que se habían quedado sin batería y que usaban solo un rato el equipo para recargarlas hasta que mañana vinieran a repararles esa avería.
ucho, me molesta especialmente que fuera de su país no sean tan cuidadosos como en el suyo y de alguna manera deseo dejar constancia de que aquí deben portarse igual que allí, porque ellos y nosotros somos los mismos, y la educación y el respeto que yo muestro cuando viajo por sus países, lo deben mostrar ellos cuando visitan el mío. Sin hablar gota de español nos dijeron que tenían una avería eléctrica, que se habían quedado sin batería y que usaban solo un rato el equipo para recargarlas hasta que mañana vinieran a repararles esa avería.
Mañana partiremos de regreso a casa. Daremos un paseo por la playa a primera hora y de un tirón llegaremos a primera hora de la tarde.
Y previsiones
cumplidas.